Las quemaduras pueden tener orígenes diversos y sus efectos no siempre son fáciles de valorar de forma visual por personas que no son profesionales. En este artículo describiremos cómo se valora su gravedad, aunque el diagnóstico de una quemadura, así como su tratamiento, debe ser realizado por un personal cualificado.
¿QUÉ ES UNA QUEMADURA?
Todos nos hemos quemado alguna vez de forma leve al abrir la puerta del horno o con alguna comida recién sacada de la sartén, pero ¿a qué responde esa reacción en nuestra piel?
“Las quemaduras son lesiones producidas en los tejidos vivos, debido a la acción de diversos agentes físicos, químicos y biológicos, que provocan alteraciones que van desde un simple enrojecimiento hasta la destrucción total de las estructuras.” Benaim, 1984.
Una quemadura no es más que una lesión que se produce cuando la piel entra en contacto con algún agente especialmente abrasivo, ya sea por su composición, naturaleza o temperatura. Las quemaduras pueden venir producidas por mecanismos térmicos (calor, frío), cinéticos (fricción), eléctricos, químicos o radioactivos.
“Las lesiones por quemaduras constituyen el peor desastre fisiológico y la tragedia quirúrgica más formidable que conoce la medicina”. John Pick, 1955.
¿CÓMO SABER SI MI QUEMADURA ES DE PRIMER, SEGUNDO O TERCER GRADO?
Los tipos de quemaduras se clasifican en grados con el fin de establecer unos procedimientos concretos y adecuados para cada una de las lesiones que producen. Esta graduación se establece según la profundidad de las capas de la piel afectadas por la quemadura. Siguiendo estos criterios encontramos tres grados:
1- Quemaduras de primer grado.
Son las más frecuentes y, a su vez, las de menor gravedad. La quemadura de primer grado afecta al estrato granuloso de la epidermis, es decir, la capa más superficial de la piel. Estas provocan vasodilatación de los capilares dérmicos, lo que resulta en dolor, enrojecimiento e hinchazón en la zona afectada.
Afortunadamente, tienden a curarse de forma espontánea en un plazo de hasta 7 días sin dejar secuelas graves, más allá de una posible hipo o hiperpigmentación de la piel.
El ejemplo más extendido es el de las quemaduras producidas por una exposición prolongada a la luz solar sin la aplicación regular de crema con factor de protección solar.
2- Quemaduras de segundo grado.
–Dérmica superficial: Suele tener su origen en tareas domésticas o laborales en las que se producen escaldaduras, breve exposición a llamas o contacto con objetos calientes durante un corto periodo de tiempo.
Los síntomas típicos de estas quemaduras incluyen enrojecimiento, hiperestesia (aumento de la sensibilidad) y la formación de flictenas (ampollas) en la zona lesionada.
Por lo general, las quemaduras de segundo grado superficial sanan en un período de 7 a 10 días de forma espontánea. Como en el caso de las quemaduras de primer grado, es raro la presencia de secuelas, que se reducen a los cambios de pigmentación de la piel.
–Dérmica profunda: afecta a la epidermis, la dermis papilar y reticular, pero respeta los tejidos más profundos. Este tipo de quemadura implica la destrucción de la membrana basal y la trombosis del plexo subpapilar.
A diferencia de las quemaduras de segundo grado superficial, las quemaduras de segundo grado profundo no suelen formar ampollas (flictenas). En su lugar, la piel afectada adquiere un color rosa pálido, amarillo o blanco, y presenta hipoalgesia (disminución de la sensibilidad al dolor).
Estas quemaduras tienen un aspecto seco debido a la pérdida de líquidos y no se curan tan rápidamente como las quemaduras de menor profundidad. Por lo general, el proceso de regeneración de una quemadura de segundo grado profunda puede llevar hasta 21 días.
Es importante tener en cuenta que estas quemaduras tienen mayor probabilidad de dejar cicatrices hipertróficas, especialmente las que tardan más en curar, por lo que se recomienda un seguimiento cuidadoso y tratamiento médico especializado para minimizar estas secuelas y facilitar la recuperación adecuada de la piel afectada.
3- Quemaduras de tercer grado.
También conocidas como quemaduras de espesor total. Se trata del tipo de quemaduras más grave e inusual de las tres. Comprometen todas las capas de la piel, incluyendo la epidermis, la dermis, la grasa subcutánea, e incluso puede llegar a afectar a los músculos y los huesos subyacentes.
Las quemaduras de tercer grado suelen presentar un aspecto blanco o carbonizado, debido a la destrucción completa de los tejidos. A diferencia de las quemaduras de menor grado, estas son generalmente insensibles al dolor debido a la destrucción de las terminaciones nerviosas. La piel afectada puede sentirse acartonada al tacto y los vasos sanguíneos pueden estar trombosados.
Debido a la gravedad de estas quemaduras, la regeneración natural de la piel no ocurre y se requiere tratamiento quirúrgico para limpiar la herida, eliminar tejido muerto y promover la cicatrización. Es esencial buscar atención médica urgente en caso de quemaduras de tercer grado para evitar complicaciones graves y facilitar la recuperación adecuada de los tejidos afectados.
Esta información ha sido extraída de la ponencia “Valoración y tratamiento de quemaduras más comunes” de la Dra. MD Pérez del Caz para la 2ª Jornada virtual SEHER, 2021.
0 comentarios