En la siguiente entrada resumimos la revisión que realizaron Nuria de Argila Fernández-Durán (Enfermera del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda) y Lucía Manzanedo Basilio (Enfermera del Hospital Universitario de Getafe) para el número de junio 2022 de nuestra revista Heridas y Cicatrización. En ella, proponen y detallan la implementación de un protocolo de nutrición para las personas mayores con úlceras por presión u otras lesiones cutáneas.
Aquí podéis acceder a la revisión completa con todos los recursos y bibliografía.
La desnutrición es un problema importante en pacientes mayores, especialmente en aquellos con múltiples enfermedades. La desnutrición proteico-calórica y la malnutrición mixta son comunes en esta población. En España, la prevalencia varía ampliamente, llegando hasta el 79%. Además, la desnutrición puede empeorar los cambios cutáneos relacionados con el envejecimiento, lo que aumenta la necesidad de abordar el problema de manera integral. Por ello, las autoras proponen la implementación de un protocolo para identificar la desnutrición y elaborar estrategias de intervención dirigidas a personas mayores, con el objetivo de prevenir y/o tratar potenciales lesiones cutáneas.
1. Exploración inicial y MNA
El protocolo propuesto comienza con una exploración exhaustiva que incluye la evaluación visual de la piel en las primeras 24-48 horas. Las autoras utilizan el cuestionario Mini Nutritional Assessment (MNA) para identificar a los pacientes en riesgo.
2. Valoración Nutricional
Si el MNA arroja una puntuación inferior a 11, se procede a una valoración nutricional más detallada que incluye la historia clínica, medidas antropométricas, análisis de laboratorio y evaluación de interacciones medicamentosas.
3. Valoración Nutricional Basal
Este paso implica registrar la ingesta dietética durante tres días para comprender mejor los hábitos alimenticios y las causas subyacentes de la desnutrición.
4. Plan de Cuidados Nutricional
Basándose en los resultados anteriores, se crea un plan individualizado para abordar las deficiencias nutricionales. Para estructurar este plan se utilizan las directrices de la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (SENPE).
En el caso de que las recomendaciones dietéticas y el plan de cuidados nutricionales no logren cubrir adecuadamente las necesidades nutricionales del paciente, es necesario recurrir a medidas de suplementación.
5. Recomendaciones No Farmacológicas
Se destacan recomendaciones para mejorar la ingesta, como usar dietas sabrosas, mantener la higiene oral y fomentar la socialización.
6. Suplementación
La suplementación con nutrientes se prescribe cuando se cumple al menos un criterio fenotípico y un criterio etiológico según los estándares del Global Leadership Initiative on Malnutrition (GLIM). En esta fase, es recomendable complementar la información con datos antropométricos y, si es posible, un análisis de la composición corporal. Además, es aconsejable realizar un análisis de sangre con perfil nutricional para comprender a fondo las deficiencias presentes.
La monitorización continua es esencial para evaluar la evolución del estado nutricional y la respuesta a las intervenciones. Esto incluye un seguimiento regular de los cambios cutáneos y la evaluación de posibles mejoras. Si los resultados no cumplen con los objetivos deseados, puede ser necesario recurrir a suplementos hiperproteicos/hipercalóricos.
En resumen, la atención nutricional integral en pacientes mayores con riesgo de desnutrición es un proceso que debe abarcar desde la exploración inicial hasta la monitorización constante. Gracias al trabajo de las autoras, se proporciona un protocolo que busca mejorar el estado nutricional y la calidad de vida de esta población vulnerable.
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